Cuando comenzamos en el mundo del Periodismo de Viajes, es común caer en ciertos errores al escribir sobre un destino, especialmente en el uso del lenguaje. Queremos que nuestras palabras emocionen al lector, pero a menudo, en ese afán, exageramos y, sin darnos cuenta, restamos autenticidad. Uno de los desafíos más importantes para quienes empiezan en este campo es encontrar el equilibrio adecuado al describir un lugar. ¿Cómo hacerlo? Aquí te ofrecemos algunos consejos para lograrlo.

1. No exageres: Menos es más
Es fácil caer en la tentación de exagerar para captar la atención del lector. Muchos textos turísticos hablan de «paraísos ocultos», «joyas escondidas«. Sin embargo, la hipérbole excesiva puede restar credibilidad a tu relato. El lector busca autenticidad en tus descripciones, una ventana a lo que realmente viviste. La clave está en transmitir la emoción del descubrimiento sin convertir cada rincón en algo monumental o perfecto.
Ejemplo práctico: En lugar de decir «Esta playa es un paraíso perfecto donde el agua siempre es cristalina y el cielo siempre es azul», podrías decir: «En esta playa, el agua turquesa se extiende bajo el cielo despejado, ofreciendo un lugar tranquilo para descansar». Es más honesto y no genera expectativas irreales.
2. Busca los adjetivos adecuados
El uso de adjetivos es esencial para dar color a tu narración, pero a menudo tendemos a saturar los textos con palabras genéricas como «hermoso», «asombroso» o «increíble». Estos adjetivos, aunque positivos, no transmiten información específica ni ayudan al lector a visualizar la escena de manera clara. En cambio, optar por adjetivos más precisos puede elevar tu texto y hacerlo más evocador.
Consejo: Piensa en sensaciones más allá de lo visual. Describe cómo se siente el aire, cómo huele el entorno, cómo suena la naturaleza a tu alrededor. Por ejemplo, «La suave arena se sentía como talco bajo los pies» ofrece una imagen más cercana que simplemente decir «arena suave».
3. Desconecta para conectar con la experiencia
Hoy en día, el impulso de documentar todo lo que hacemos es muy fuerte. Queremos capturar cada momento con fotos y videos, y publicarlos en redes sociales de inmediato. Para capturar la esencia de un lugar en palabras, es necesario desconectar de las distracciones tecnológicas y conectar plenamente con la experiencia.
Consejo: En lugar de estar preocupado por sacar la mejor foto, tómate un momento para observar tu entorno sin la presión de compartirlo instantáneamente. Escucha los sonidos, respira el aire, siente el ritmo de la vida local. Toma nota de o que percibes. Cuando te sientes a escribir, esos detalles serán los que den vida a tu relato.
4. Evalúa tus creencias y prejuicios
Al viajar, llevamos con nosotros nuestras propias creencias, culturas y prejuicios, que pueden influir en la forma en que percibimos y describimos un lugar. Es importante hacer una autoevaluación antes de escribir para evitar proyectar una visión sesgada o limitada de un destino. Esto es esencial para los periodistas de viajes, cuyo trabajo es ofrecer una visión abierta e inclusiva de los lugares que visitan.
Consejo: Antes de comenzar a escribir, pregúntate: ¿Cómo mis antecedentes personales están influyendo en mi percepción de este lugar? ¿Estoy siendo justo y abierto a la hora de describirlo? Este tipo de introspección enriquecerá tu narrativa, haciéndola más respetuosa y auténtica.
5. Evita los Estereotipos
Uno de los mayores errores que se cometen al escribir sobre viajes es caer en clichés o estereotipos al describir personas, culturas o paisajes. No solo es perezoso, sino que también puede perpetuar ideas erróneas sobre ciertos destinos. Cada lugar tiene sus matices, y tu trabajo como periodista es presentarlos de manera justa y detallada.
Ejemplo: En lugar de decir «La gente aquí es siempre cálida y sonriente», podrías detallar interacciones específicas que ilustren la calidez de las personas que conociste, dando al lector una imagen más concreta y rica en matices.
Capturar la esencia de un lugar a través de las palabras es desafiante. Si quieres que tu relato conecte comienza por evitar las exageraciones, usar adjetivos con precisión, desconectar para sumergirte en la experiencia, evaluar tus creencias y evitar caer en estereotipos.
La palabra que estás buscando no siempre es la más grandiosa, sino la más acertada.