Y con esto me despido…

Por Patricia Xercavins.

Para ti, que vas a empezar este viaje con incertidumbre.

Las vueltas que da la vida cuando te dejas guiar por los deseos sin que los miedos te frenen demasiado. Si hace un año me dicen que hoy estaría disfrutando, sí disfrutando, al escribir estas palabras para alguien que va a empezar este mismo camino que yo concluyo, mientras hago la mochila y termino de agendar entrevistas para el viaje del TFM, no me lo creería. Un camino que empezó con una sensación de impostora mayúscula, preguntándome qué pintaba yo aquí, con treinta y muchos, después de años en otra profesión. Y que acaba con mucha sed de saber más, y sobre todo con ganas de poner en práctica todo lo aprendido en un proyecto personal que ya llevaba tiempo rondándome y que, por fin, empieza a tomar forma.

Es tanto lo aprendido en estos meses de clases e intensas prácticas que se me hace imposible ahora hacer una recolección de cosas particulares. Podría ser larguísima y, seguramente, aburridísima. Lo que sí, en este momento, recién acabadas las clases y con poca perspectiva aún para valorar en la distancia, tengo la sensación de que algo ha cambiado en mí. Por primera vez, aquello que siempre había sido un sueño, con una vocecita que decía que no era para mí, parece que puede ser una realidad. Y es que siento que tengo las bases de las herramientas y la confianza que me ayudarán a narrar de forma profesional y ordenada mi forma curiosa de observar los rincones de este mundo.

Y aunque intento callar a esas voces aún me acompañan en algún momento. Y es que para alguien perfeccionista y autoexigente como yo, no es fácil asumir que hay cosas que no nacemos sabiendo y que sin mucha práctica y exposición nunca saldrán bien. Ponerme delante de una cámara y verme rígida y poco natural, entrevistar a alguien y pensar a posteriori que podría haber hecho mejores preguntas, subir un video o un artículo sin haberlo podido revisar y perfilar muchas más veces sabiendo que no está perfecto y que no pase nada. Ahora asumo que es parte de mi camino y que, aunque suene a frase de autoayuda, si no me enfrento, a pesar de que cueste, nunca conseguiré que mi proyecto sea una realidad.

Uno de mis grandes frenos ha sido las redes sociales, nunca me han gustado, y saber que parte de ser periodista de viajes en el año 2025 va de la mano, me continúa pesando. Me cuesta aceptar que familiares, amigos y conocidos que me tienen como “una arquitecta seria” piensen: “mírala esta ahora quiere ser influencer de viajes” con la superficialidad que esa palabra en mi mente conlleva. Pero he aprendido, que ese no es mi objetivo, que puedo estar en redes sociales siendo periodista de viajes divulgando y narrando el mundo con sus complejidades y contradicciones de una forma seria, profesional y con la que sobre todo me sienta cómoda y sin nunca dejar de lado mis valores.

En muchos momentos me planteo la necesidad de que haya más periodistas de viajes contando un mundo loco, lleno de conflictos e injusticias. Donde la sobre-turistificación, ciertas formas de globalización y el cambio climático parecen no tener freno. No creo que la globalización sea algo negativo por sí mismo. De hecho, me parece un proceso inevitable, ni bueno ni malo, pero con impactos que hay que saber mirar con ojos críticos y no caer en el deseo de “conservar lo auténtico” solo cuando conviene. Me he planteado que quizá para el mundo sería mejor aprender a buscar mi felicidad en otra cosa que no sea viajar. Viajar y narrarlo tiene el riesgo de acabar siendo otro grano de arena en fomentar todo aquello que le hace mal al planeta. Pero se que le puedo dar la vuelta a ese pensamiento. Sueño con ser una periodista de viajes que narre el mundo con respeto, sin exotizar ni romantizar, para poder crear ventanas al mundo a todos aquellos que, por lo que sea, no pueden desplazarse y verlo con sus propios ojos.

Y qué mejor que concluir este décimo post y despedirme con una de las primeras actividades del viaje que ha sido este máster que fue definir la palabra viaje, reconozco que fui escéptica cuando Edgardo dijo que esa definición nos iría cambiando, pero estaba en lo cierto, ahora releyéndola me doy cuenta de que ya no es la misma y para mí ahora viaje es: observar, es conseguir estar cómoda en lo incómodo, es convivir con lo que no entiendo sin juzgarlo. Es dejar que la curiosidad me invada y me devuelva a casa con muchas respuestas, pero sobre todo con más preguntas.

¿Cuál será la definición que le daré a viaje en el futuro?

Este artículo forma parte de las prácticas realizadas por los alumnos del Máster en Periodismo de Viajes y Máster en Periodismo Gastronómico de la School of Travel Journalism.

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