Por Eva Sierra.
Esta carta la escribo mientras estoy de viaje, una mañana que tocaba excursión y playa y ha amanecido lloviendo, así que cambio de planes. Cojo el ordenador, busco el mejor rincón de la terraza del hotel y con vistas al mediterráneo y a Lípari empiezo a escribir. Estoy en Santa Marina Salina, una de las 7 Islas Eolias que me ha robado otro pedazo de corazón. Ya no sé cuántos pedazos me quedan porque siempre dejo alguno en cada viaje.
Llevo viajando desde hace más de 25 años. Mi primer viaje fuera de Europa fue a la India, y ahí empezó todo. Las ganas de seguir viajando, seguir explorando y conociendo culturas, gente, naturaleza y gastronomía. Volver a casa para irme otra vez, pensar en el próximo viaje mientras estaba viajando, y sin darme cuenta se ha convertido en una forma de vida.

Ya no viajo ahora, a mis 45 años, como viajaba antes. Mis primeros viajes, en la veintena, eran pura emoción y poca conciencia. No pensaba en las consecuencias de ir a santuarios de elefantes que no eran lo que parecían, de bucear entre animales alimentados para el espectáculo, de consumir plástico en exceso o comprar souvenirs sin pensar en su origen ni en quién los fabricaba.
Por suerte, eso ha cambiado. Hoy el viaje es más responsable y más consciente. Observamos, preguntamos, buscamos respuestas a nuestras inquietudes. Como periodistas, tenemos la responsabilidad de contar lo que vemos, las heridas del cambio climático, la belleza que aún queda por proteger, las voces que merecen ser escuchadas, el detalle que otros no ven y pasan por alto y que puede convertirse en una buena historia. El periodismo de viajes ya no es solo descubrimiento, es también denuncia, cuidado y profundidad. Pero no todo es ideal, ahora viajamos más, y eso también trae consecuencias. Masificación, ecosistemas al límite, culturas convertidas en decorado, redes sociales saturadas para hacerse la foto viral o comer en el rincón más fotogénico de una playa paradisíaca… o ya no.
Viajar sigue siendo un privilegio. Contarlo, aún más, y es nuestra responsabilidad hacerlo de una forma objetiva, consciente y sostenible, sin prejuicios. Que no se nos olvide.
A los 45 años, uno no espera cambiar de rumbo. Pero yo lo hice.
Después de más de dos décadas de carrera, algunas veces intensa, otras veces confusa, me matriculé en el máster de periodismo de viajes. Lo hice con vértigo y miedo, sí, pero lo hice. Lo que encontré fue mucho más que teoría, herramientas y referentes. Encontré unos profesores increíbles y unas clases que eran pura magia. Desde narrativa, pasando por creación de contenidos, estrategias digitales, turismo y marketing, medios gráficos, investigación, gastro o fotografía. Descubrí que la mirada madura no es un lastre, sino un faro. Que el periodismo de viajes no es una colección de lugares exóticos, sino una forma de narrar el mundo con profundidad, con contexto, con humanidad. Y eso se puede hacer a cualquier edad.
Aprendí que no se trata de correr detrás de las tendencias, sino de detenerse, observar, preguntar, y contar bien. Que no siempre hace falta estar en la isla más remota ni en el desierto más árido, a veces, una historia está en la frontera entre dos barrios, en la voz de un migrante, en el gesto de un monje, en el silencio de quien deja su hogar. Viajamos en el momento en el que salimos de casa, cada día es un nuevo viaje. Viajar como periodista es observar, escuchar y narrarlo. No hace falta nada más.
A quienes llegan ahora al máster, les diría que no corran. No imiten. No se angustien por el algoritmo ni por el currículum del de al lado. Aprendan a mirar, aprendan a escribir con el cuerpo, aprendan a dudar y aprendan a equivocarse pero hagan el máster. Para mi fue la mejor decisión tomada, y nunca es tarde para tomar decisiones, lo importante es tomarlas.
Este máster se acaba. Pero el viaje, el de verdad, no ha hecho más que empezar y os aseguro que os cambiará la forma de ver la vida y por supuesto de viajar.
Mucha suerte en vuestro camino como periodistas de viajes. Dejad la mejor huella que podáis dejar en el camino, una huella positiva y consciente, vuestra mejor huella.
Este artículo forma parte de las prácticas realizadas por los alumnos del Máster en Periodismo de Viajes y Máster en Periodismo Gastronómico de la School of Travel Journalism.