Bután: ejemplo ecológico o mito sostenible

Por Eva Sierra.

Llevo apenas una semana en casa, de vuelta de mi viaje a Bután como parte de mi TFM y recuerdo perfectamente el primer día que llegué. Nada más recibirnos en el aeropuerto, con sus famosos pañuelos blancos de bienvenida, nos llevaron a comer unos momos a un restaurante de Timbu, el Momo Cafe, que casualmente ya conocía por Instagram. Había leído tanto acerca del país que casi me conocía al dedillo todas las cuentas de Instagram relacionadas con Bután.

Pedimos unos momos de pollo y de verduras, una especie de empanadillas cocidas, y con el madrugón que me dí para ir de Delhi a Paro, necesitaba un café helado. Fue en ese preciso momento, cuando me pusieron ese vaso con el café helado acompañado de una pajita cuando pensé: ¿Una pajita de plástico? ¿No estaba prohibido? ¿Todo lo que he leído es falso entonces? ¿Y ahora qué? Me quedé mirando el vaso con esa pajita dentro, un rato, callada, pensando que si realmente no estaba prohibido el plástico, muchas otras de las cosas idílicas que pensaba sobre Bután podrían ser falsas. Qué importante es contrastar la información, asegurarse de leer los medios que escriben con rigor y fiables. Desde mi vuelta todo lo que leo del país, a veces viene acompañado de frases sensacionalistas que se acercan bastante poco a su realidad, se nota perfectamente que algunos de los artículos están escritos por personas que ni siquiera han estado allí. Pregunté a mi guía, Dendup, que me dijo que sí, que se prohibieron el tabaco y los plásticos hace años.

Bután implementó por primera vez una prohibición nacional sobre el uso y venta de bolsas de plástico y envoltorios de doma (una goma de mascar formada por un tipo de semilla envuelta en una hoja, que tiñe de rojo los dientes de los que la consumen) en 1999. Sin embargo, debido a desafíos en su aplicación y seguimiento, la prohibición fue reforzada en varias ocasiones: en 2005, 2009 y nuevamente en 2019. En febrero de 2025, Bután amplió la prohibición a nivel nacional para incluir productos plásticos de un solo uso como bolsas, pajitas y cubiertos.

A pesar de estas medidas, el uso de plásticos persiste en ciertos sectores debido a la falta de alternativas viables y a la aplicación laxa de las regulaciones. Había mucho mercado negro de tabaco, sobre todo. Los butaneses se iban a la India a comprarlo y comerciaban con él, así que el gobierno decidió cambiar la estrategia. Levantó la prohibición y comenzó con campañas de concienciación.


Hay que educar, no obligar —me decía Dendup, mientras le daba sorbos al café con mi pajita de plástico. Y con esa frase me quedé el resto del viaje. La importancia de la educación y la concienciación a veces es más fuerte que las prohibiciones en sí mismas. No volví a ver apenas pajitas en todo el viaje, y todas las bolsas de los supermercados y tiendas en las que hice alguna compra eran de tela. Parece que el gobierno había acertado en su nueva estrategia, no lo están haciendo tan mal, a pesar de la decepción que me llevé al ver esa pajita a las dos horas de haber aterrizado en Bután, el país de la felicidad.


Ahora tenía mucha tarea por delante, una vez descubierto que los plásticos no están prohibidos aunque apenas se utilizan, tengo que comprobar si realmente Bután es el país más feliz del mundo o eso también es un mito. Pero eso lo dejamos para otro artículo.


De momento puedo decir que Bután ha superado con creces todas mis expectativas y que están haciendo muy bien muchas cosas, entre ellas educar sin obligar. Algo muy simple y con muy buenos resultados, por lo menos en cuanto a plástico se refiere.

Este artículo forma parte de las prácticas realizadas por los alumnos del Máster en Periodismo de Viajes y Máster en Periodismo Gastronómico de la School of Travel Journalism.

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