
Lo que aprendí sin creer
Aunque ya no se considera creyente, la alumna Eva reflexiona sobre la fe a partir de una experiencia en Bután, donde una visita a un monasterio y la historia del Buda, contada con pasión por su guía, despiertan en ella una profunda admiración. A través de similitudes entre el budismo y el catolicismo, concluye que todas las religiones ofrecen consuelo, esperanza y sentido. Aceptar esta dimensión espiritual, incluso sin creer, enriquece los viajes y la comprensión cultural. Al regresar, comparte la experiencia con sus abuelas, a quienes sigue rezando desde un vínculo íntimo y personal.