
El primer paso fue con miedo… y sin billete de vuelta
Viajar sola no estaba en mis planes, pero un imprevisto en Omán cambió mi forma de ver el mundo. Vencí la timidez, abracé lo desconocido y descubrí que el miedo no tiene por qué frenar los sueños. Desde entonces, cada destino me transforma y me enseña a vivir con más curiosidad que control.