Desconectar para comprender: una pausa necesaria en el proceso periodístico

Por Constanza Segrelles

En la preparación de un viaje a Kirguistán, un país donde la modernidad digital aún no ha desplazado por completo las formas tradicionales de vida, encontré una metáfora involuntaria de mi propio proceso formativo. Alejarme temporalmente de un mundo hiperconectado no es solo una decisión personal, sino también una extensión de la reflexión que atraviesa mi Trabajo de Fin de Máster: la tensión entre la inmediatez tecnológica y la necesidad de profundidad en el periodismo contemporáneo.

Durante esta semana sin clases, entendí que detenerse también es parte del aprendizaje. A veces confundimos el movimiento constante con el progreso, cuando en realidad el silencio y la pausa pueden ser espacios fértiles para la revisión y el sentido crítico. En mi caso, detener el ritmo de la escritura y la investigación me permitió observar cómo mis hábitos, mis dudas y mis motivaciones como periodista se han transformado a lo largo del máster.

Al iniciar este recorrido académico, concebía el periodismo principalmente como un ejercicio de inmediatez: informar rápido, reaccionar, estar al día. Sin embargo, los meses de trabajo en el TFM me han mostrado que la urgencia no siempre conduce a la comprensión. La velocidad informativa, en muchos casos, empobrece la mirada y reduce la complejidad de los hechos. Frente a ello, he comenzado a valorar la lentitud como una forma de resistencia profesional y ética. Detenerse a escuchar, observar y contextualizar también es una manera de producir conocimiento.

En este sentido, el viaje a Kirguistán es un desplazamiento geográfico que conlleva un viaje en el tiempo y está motivado por una búsqueda simbólica: quiero experimentar un entorno menos globalizado y menos tecnologizado, un “mundo del pasado” que me obligue a redefinir mis herramientas de observación. En un lugar donde la conexión a internet es intermitente y las interacciones cotidianas mantienen un ritmo distinto, el periodismo vuelve a su esencia: mirar, escuchar, narrar. Creo que esta experiencia será un contrapunto valioso para mi investigación, que busca explorar cómo las prácticas periodísticas pueden recuperar autenticidad en medio del ruido digital.

La preparación de este viaje me enfrenta, sin embargo, a una tensión que atraviesa todo mi proceso formativo: el deseo de desconectarme y el temor a “quedar fuera” de la conversación global. Esta contradicción revela una dimensión humana del oficio periodístico en la era tecnológica. El desafío no consiste en rechazar la digitalización, sino en aprender a integrarla sin perder la sensibilidad, la empatía y la mirada crítica. La desconexión no como renuncia, sino como ejercicio consciente de observación.

Entre las herramientas adquiridas en el máster, reconozco una integración cada vez más consciente de la mirada reflexiva. Ya no concibo la práctica periodística como una tarea meramente informativa, sino como un proceso interpretativo que requiere distancia, autocrítica y ética narrativa. He aprendido a dudar más de mis propias certezas, a interrogar los discursos dominantes y a valorar la escritura no solo como un medio de comunicación, sino también como un espacio de pensamiento.

Esta semana de pausa me recuerda que el aprendizaje no siempre ocurre en la acción directa. A veces se manifiesta en la observación silenciosa, en la reorganización interior del propio proceso. El periodismo, como la vida, también se construye en los silencios: en los momentos en que el ruido se apaga y la mirada se afina.

Kirguistán, entonces, no es solo un destino, sino una metáfora del tipo de periodista que aspiro a ser: uno capaz de mirar el mundo con atención, de reconocer los matices, de escribir desde la experiencia y no solo desde la información. Quizás, al regresar, lo más valioso no sean las crónicas que escriba, sino la forma en que ese silencio habrá transformado mi manera de contar.

Este artículo forma parte de las prácticas realizadas por los alumnos del Máster en Periodismo de Viajes de la School of Travel Journalism.

Deja un comentario

Contacto

School of Travel Journalism

+34 623 98 10 11

hola@schooloftraveljournalism.com

Centro Colaborador de