Bután, el país que mide la felicidad: ¿utopía o realidad?

Por Eva Sierra

Hace dos semanas, ví un documental llamado el Agente de la Felicidad, de unos noventa minutos de duración, dirigido por Arun Bhattarai y Dorottya Zurbó, en el que hablaban sobre la forma que tiene el gobierno de Bután de medir la felicidad nacional bruta (FNB). Varios agentes del gobierno, entre 50 y 75 distribuídos por todo Bután, se dedican a hacer encuestas a los locales para medir su grado de felicidad. Con una muestra lo suficientemente representativa y por medio de una fórmula matemática, evalúan la puntuación de una serie de preguntas para sacar una conclusión: Bután es uno de los países más felices del mundo, o por lo menos eso dice la última encuesta realizada en 2022, con cerca de 11000 encuestados.

Es fundamental en la metodología de la investigación hacernos preguntas, investigar y buscar fuentes, recopilar información y analizarla para sacar conclusiones. Pero lo más importante es la investigación a partir de la formulación de un problema y sus posteriores preguntas para resolverlo y entenderlo. Preguntas pertinentes, concretas, concisas y que tengan respuesta, y a la vez, que generen impacto social y debate. Preguntas que sean capaces de provocar el mismo asombro, sorpresa o curiosidad que lo que me provocó a mi leer acerca de este tema. 

¿Realmente es Bután el país más feliz del mundo?, ¿esas encuestas reflejan el grado de bienestar de una nación?, ¿se puede ser plenamente feliz siendo uno de los países con el PIB más bajo de todo el mundo?, ¿sería interesante que otros gobiernos empezaran a aplicar, además de indicadores económicos como el PIB, otros indicadores más subjetivos y abstractos, como la espiritualidad, la comodidad de la vivienda, la buena relación con los vecinos o la facilidad de ir caminando a la escuela o al trabajo, para medir el grado de bienestar o felicidad?

 Al crear el Índice de Felicidad Nacional Bruta, Bután intentó crear una herramienta de medición que fuera útil para la formulación de políticas y desarrollara incentivos para que el gobierno, las ONG y las empresas de Bután aumentaran el bienestar y la felicidad de la sociedad. Cada cinco años aproximadamente, el gobierno manda a sus agentes de la felicidad una encuesta con 180 preguntas, basada en nueve dimensiones: bienestar psicológico, uso del tiempo, vitalidad de la comunidad, cultura, salud, educación, diversidad medioambiental, nivel de vida y buen gobierno. Las respuestas son puntuadas y se hace un baremo final mediante una serie de fórmulas matemáticas dividiendo los resultados en cuatro categorías: profundamente feliz, muy feliz, alcanzando la felicidad o infeliz. Según el Índice de FNB de 2022, el 48,1% de las personas de 15 años o más fueron clasificadas como felices. El porcentaje de personas felices aumentó con el tiempo, del 40,9% en 2010 al 48,1% en 2022.

 Está claro que saber que Bután es el único país del mundo con un ministerio de felicidad, con su correspondiente ministro, y con una tasa de felicidad nacional bruta, hace que te cuestiones muchas cosas que quizá se puedan resolver o investigar navegando por internet, leyendo los informes publicados por el gobierno, hablando con los locales, entrevistando al ministro o a los agentes de la felicidad y quien sabe, quizá ese modelo tan curioso que aplican, sea futuro modelo para países vecinos, o quien sabe si para el nuestro. Habrá que seguir investigando y resolviendo dudas.

Mientras tanto, planteo la última pregunta ¿qué nos hace falta a nosotros para ser felices? ¿seríamos felices en Bután?


Este artículo forma parte de las prácticas realizadas por los alumnos del Máster en Periodismo de Viajes y Máster en Periodismo Gastronómico de la School of Travel Journalism.

Deja un comentario

Contacto

School of Travel Journalism

+34 623 98 10 11

hola@schooloftraveljournalism.com

Centro Colaborador de