Por Mario Lorenzo Quintanilla.
Durante los meses previos a mi viaje de TFM al Carnaval de Oruro (Bolivia), he leído decenas de artículos y noticias; he ojeado y leído diagonalmente varios libros encontrados en el ciberespacio; he buceado en diferentes sociales aplicando diversas Key words, combinándolas con los más variados hashtags; he escuchado todos los podcasts posibles sobre el Carnaval, la cultura y el folclore boliviano, podcasts oriundos del epicentro del folclore boliviano, pero también otros producidos en otras parte del mundo por bolivianos que, como me dijo un día uno de ellos, “cuando un boliviano viaja fuera de Bolivia, siempre lleva en su maleta un traje de baile”; he acribillado a preguntas a mis contactos y personas de referencia en Oruro… pero, ¿será suficiente?

Dos simples palabras, una sencilla cuestión que me asalta ya casi durante la propia clase de Metodología de la Investigación en la que hemos abordado la necesidad e importancia de construir un marco referencial que sustente la investigación. ¿Serán suficientes todos esos artículos, noticias, reportajes, publicaciones, podcasts, entrevistas… para armar un andamiaje que responda con firmeza y consistencia como conjunto de antecedentes teóricos, conceptuales y contextuales que sustenten mi investigación?
Honestamente, incluso después de haber vuelto de Bolivia con la sonrisa puesta, el corazón contento y la mochila cargada de material y contenido, tanto que, en ocasiones, llega a abrumarme, confieso que, a día de hoy, no podría contestar a esa pregunta con absoluto convencimiento. ¡Ay, qué mala resulta en ocasiones la inseguridad!
¿O, más bien será al contrario en este caso? ¿Será una oportunidad para, ahora, con todo ese conocimiento que traigo desde el corazón del folclore boliviano, seguir fortaleciendo mi particular andamiaje para encontrar más enfoques y aristas que enriquezcan mi trabajo de fin de máster y, de la mano de todos los contactos realizados durante mi estancia, seguir ampliando ese marco referencial del que nos ha hablado Juliana González?
Desde luego, lo que sí que tengo claro es que quiero aplicar en este camino del TFM la máxima que se dice de los viajes de “Un viaje se vive tres veces: cuando lo soñamos. Cuando lo vivimos. Cuando lo recordamos”. Quiero que las incontables horas que voy a pasar ahora delante del ordenador se conviertan en esta tercera parte del disfrute, la de “cuando la recordamos”, pero sumándole “cuando lo narramos”, esencia del periodismo de viajes.
Y en esta cuarta pata que solo los periodistas de viajes -corrijo, los periodistas de viajes en proyecto- tenemos la suerte de vivir, la de narrarlo, aunque en adelante me permita la licencia de aventurarme por otros vericuetos, aunque está abierto a fluir con nuevas miradas y enfoques, fruto del análisis posterior, del trabajo preciso, de la dedicación y la investigación continuada, sigo creyendo que el punto de partida que me ha guiado en este camino previo al viaje es el acertado y cuenta con la fuerza, la consistencia y la creatividad necesarias.
Mi particular mirada periodística del Carnaval de Oruro seguirá partiendo del leitmotiv “Un éxtasis cerca del cielo”, para reflejar la singularidad y unicidad de un Carnaval religioso -probablemente el único del mundo-, donde la fe y la devoción a la “Mamita” del Socavón son uno de los elementos esenciales. Pero quizá también tendré que aplicar la valentía y poner sobre la mesa aquellos otros aspectos del Carnaval susceptibles de generar debate y, quien sabe si, a futuro, desembocar en posibles cambios, quizá necesarios, como por ejemplo plantea este reportaje de National Geographic.
Por el momento, no pretendo aspirar a ninguno de los premios periodísticos que nos listaba Juliana durante su sesión, me conformo con contribuir a mejorar la proyección internacional de un Carnaval que, aún siendo Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad desde 2001, no mucha gente alrededor del mundo conoce; y a que, como yo, más personas puedan vivenciar, al menos una vez en la vida, “Un éxtasis cerca del cielo”, como todo lo terrenal, con sus luces y con sus sombras.
Este artículo forma parte de las prácticas realizadas por los alumnos del Máster en Periodismo de Viajes y Máster en Periodismo Gastronómico de la School of Travel Journalism.