El arte de contar lo que fue contado

Por Marina Laura Puente

El inicio del Máster lo viví cargada de ideas que volaban en mi cabeza (proyectos, contenido que quería crear y diferentes formas para redactar y difundirlo). Pero el verdadero desafío comenzó cuando me plantee como lograría concretar dichas ideas, bajarlas a tierra y transformarlas en algo real.

Quien me dio el punto de arranque fue la profesora Juliana González Rivera en su primera clase de Metodología de la Investigación. Aquí, la profesora me introdujo a los distintos tipos de escritura de viaje, cada uno con enfoques diferentes en cuanto a la forma de retratar un destino.

Elegir el destino para mi proyecto final no resulto difícil, ya que desde un inicio tenía una idea clara de enfocarme en una de las ciudades que me enamoró a primera vista por sus contrastes y riqueza. El destino elegido es la ciudad de Estambul. Sin embargo, esta clase me presento el gran desafío de elegir cual seria el mejor estilo narrativo para mi proyecto, sobre todo teniendo en cuenta que Estambul es un destino que se encuentra ya muy masificado y del cual podemos encontrar gran oferta de contenido e información.

El estilo de redacción y narración que se utilice determinará en gran medida como el contenido es recibido por la audiencia. Después de todo, la misión esencial de todo periodista de viajes es comunicar, estableciendo una relación con aquel publico a quien pretendemos alcanzar con nuestras palabras. El principal reto que se me presento fue el de elegir cual de los estilos narrativos expuestos seria el más adecuado para moldear mi proyecto.

Turquía es un destino que estado de moda durante ya bastante tiempo, recibiendo un nivel muy alto de turismo cada año. Esto conlleva también a una muy grande oferta de información y contenido periodístico relacionado a este destino, ya famoso a nivel mundial, y del cual Estambul es la gran puerta de entrada y uno de los puntos más reconocidos y documentados.

Ante esta vastedad de contenido disponible (artículos, blogs y webs, guías de viaje y reportajes) me surgió la pregunta: ¿Cómo puedo crear un contenido original que llame la atención de mi audiencia? ¿Cómo es la mejor manera de diferenciarme del resto, y ofrecer un contenido novedoso y que aporte valor a las personas que lo reciban?

Mi idea original de crear una guía de viajes comenzó a parecer algo muy básico y para nada novedoso. A raíz de lo aprendido en esta clase, me replantee el enfoque a tomar para mi proyecto final y adoptar un modelo hibrido de producción de contenido, combinando elementos de la crónica de viajes y del documental, con el toque cotidiano del contenido nativo.

El documental me resultó atractivo por su enfoque en el material audiovisual, el cual considero una de las herramientas más efectivas para atraer y mantener la atención del público. Por su parte, la crónica de viaje ofrece el potencial de crear una conexión auténtica con la audiencia, apelando a la sensibilidad y las experiencias humanas reales. El contenido nativo plantea una forma dinámica, entretenida y orgánica de transmitir información.

El objetivo actual para mi proyecto final es la creación de contenido no solo para informar, sino también para conectar con las personas, e inspirarlas a viajar y animarse a la aventura de conocer sitios nuevos. Aún queda mucho camino por delante, con decisiones y obstáculos que deberé resolver para transformar mi proyecto en un producto periodístico real, pero esta primera clase con Juliana me presento con el punto de inflexión que necesitaba para replantear mi proyecto y darle un enfoque más sólido.

Este artículo forma parte de las prácticas realizadas por los alumnos del Máster en Periodismo Gastronómico de la School of Travel Journalism.

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