Por Constanza Segrelles Munárriz.
Uno de los aprendizajes más potentes de esta semana ha sido entender que todo proyecto documental de viajes comienza mucho antes de encender la cámara. En la clase “Planificación y Filmación Avanzada de Proyectos de Video de Viajes” con Iosu López, se abordó con profundidad cómo estructurar un proyecto desde su concepción narrativa hasta su ejecución técnica, revelando una verdad clave: sin una historia clara y bien planteada, no hay viaje que emocione ni imagen que trascienda.

Este enfoque resulta vital para mi TFM, un documental que propone un viaje a Kirguistán, país de montañas infinitas, tradiciones milenarias y una relación ancestral con los caballos. El relato se construirá en torno a la experiencia de seis jóvenes occidentales que se adentran en una sociedad profundamente distinta a la suya: menos modernizada, nómada, de religión musulmana, donde la supervivencia sigue dictada por los ritmos de la naturaleza y donde los caballos no son un símbolo, sino una herramienta vital.
El corazón del documental será el intercambio humano: cómo estos chicos se relacionan con las comunidades locales y, a su vez, cómo los kirguises los reciben. La historia se enriquecerá al conocer a algunos personajes locales en mayor profundidad: pastores, jinetes, artesanos, familias nómadas. En ese choque —a veces tierno, a veces incómodo— entre dos formas de entender el mundo, emergen preguntas, silencios y descubrimientos que no necesitan ser transformadores para ser valiosos.
Planificar el alma del viaje
Uno de los conceptos que más me resonó fue el de “la biblia del proyecto”: un documento que contiene el ADN del documental. Para Kirguistán, ya he comenzado a trabajar en este archivo vivo que incluye la sinopsis, palabras clave (como “encuentro”, “tradición”, “mirada”, “animalidad”, “frontera”), y un itinerario visual con localizaciones clave: los lagos alpinos de Song-Kul y Issyk-Kul, Tash-Rabat, los mercados de caballos de Karakol, los pasos de montaña de la cordillera Tian Shan.
La clase también enfatizó la necesidad de elegir un enfoque emocional y concreto, no sólo geográfico. En este caso, el caballo será un hilo conductor de la experiencia: sirve como medio de transporte, de conexión cultural y de comunicación no verbal. A través del caballo, los chicos se vinculan al paisaje y a las personas. Es el puente entre ambas culturas, la excusa para conocerse y el amortiguador de las diferencias. Esto permite usar planos recurrentes del caballo (una especie de leitmotiv visual), desde diferentes ángulos y emociones, que ayuden a tejer coherencia narrativa.
Del mapa a la emoción: estructura narrativa y diseño audiovisual
La clase subrayó la importancia de planificar no solo el itinerario geográfico, sino también el mapa emocional del documental. Desde lo técnico y narrativo, ya estoy aplicando lo aprendido sobre planificación de secuencias clave: planos amplios que subrayen la belleza atemporal del país (una yurta solitaria en la llanura o llena de gente pasando el rato, una manada de caballos en fuga o jugando al kok boru), pero también planos íntimos y cercanos: el gesto de una mano que prepara un arnés, una mirada intercultural que duda o sonríe, alguien tocando un instrumento para los demás.
El uso del plano secuencia, el sonido del trote sobre la hierba seca o del fuego quemando la madera, se convierten en herramientas para construir una atmósfera sensorial, sin necesidad de sobreexplicación. No solo se trata de contar el viaje, sino de sentirlo. Esta idea se traduce en una estructura narrativa dividida en tres actos emocionales, cada uno con sus objetivos dramáticos, su tono visual y sus decisiones de cámara y montaje.
ACTO I – El choque inicial (Exploración e incertidumbre)
Emoción dominante: curiosidad, desconcierto, extrañamiento.
Función narrativa: presentar a los protagonistas y al entorno; mostrar el contraste cultural.
Estilo visual: cámara en mano, planos medios y generales con movimientos suaves para registrar el paisaje sin intervenir. Uso de sonido ambiente para subrayar el silencio o la crudeza del entorno.
Elementos clave:
● Llegada a los primeros campamentos nómadas.
● Primeros encuentros torpes con las familias locales.
● Reacciones de los chicos ante lo inesperado (baños rudimentarios, comidas tradicionales, comunicación no verbal).
● El caballo aparece por primera vez, no aún como símbolo, sino como curiosidad o incluso temor.
Función del caballo: es símbolo de lo exótico, lo desconocido, incluso lo peligroso.
Objetivo: Aquí, el espectador debe sentir lo que sienten los protagonistas: estar fuera de lugar, pero también fascinación ante lo nuevo.
ACTO II – El vínculo (Acercamiento y descubrimiento)
Emoción dominante: conexión, apertura, aprendizaje.
Función narrativa: construir puentes, humanizar a los locales contando sus historias personales, generar empatía mutua.
Estilo visual: planos más cerrados e íntimos (primeros planos, planos detalle), cámara más estática, mayor presencia de conversaciones o interacciones espontáneas.
Elementos clave:
● Comienzan a compartir tareas: montar a caballo, ordeñar, cocinar.
●Historias locales: entrevistas o retratos de personajes clave (una anciana que observa, un joven jinete, una madre con hijos, un niño pequeño que simplemente juega).
● Escenas de convivencia: risas, incomodidades, gestos de ayuda.
●El caballo como catalizador del vínculo: salidas a caballo, enseñanzas locales sobre cómo montarlo o cuidarlo.
Función del caballo: se convierte en puente cultural, en punto de encuentro real y simbólico, el refugio.
Objetivo: Aquí se busca que el espectador empatice con ambos mundos: la mirada de los chicos, pero también la dignidad y riqueza de la vida local.
ACTO III – La contemplación (Comprensión sin conclusiones)
Emoción dominante: pausa, respeto, belleza.
Función narrativa: abrir espacio a la contemplación y dejar preguntas abiertas.
Estilo visual: planos largos, fijos, paisajes sonoros, escasa narración o diálogo. Aquí el montaje se ralentiza para dejar respirar las imágenes.
Elementos clave:
● Secuencias en plena naturaleza: travesía a caballo por montañas, baños en lagos, atardeceres en la estepa.
● Ritos tradicionales: ceremonias, cantos, festividades.
●Últimas interacciones: despedidas, gestos de cariño, silencios compartidos.
● Reflexiones internas de los protagonistas (si se graban), pero sin imponer moralejas.
Función del caballo: es figura casi mítica, parte del paisaje, del alma del país.
Objetivo: El objetivo es que el espectador no cierre con una conclusión lógica, sino con una experiencia emocional completa, que resuene más allá del relato.
Hipótesis creativa
Basado en lo aprendido, propongo esta hipótesis para guiar el proyecto: «En un país donde el pasado aún respira, el caballo no solo conecta a los kirguises con su historia, sino que también actúa como puente entre mundos que rara vez se tocan.»
Más que una historia de transformación, el documental quiere explorar lo que ocurre cuando dos realidades conviven durante unos días: lo que se comprende, lo que se malinterpreta, lo que se comparte sin palabras. Y también, lo que simplemente se contempla, como la inmensidad azul de un lago o la silueta de un jinete al atardecer, ya que a veces entre criaturas, es suficiente.
Conclusión
La clase me ayudó a organizar el caos inicial de ideas dispersas y a traducirlas en un plan con estructura narrativa y viabilidad técnica. Entender que la planificación no limita la creatividad, sino que la guía, ha sido revelador. Al final, se trata de intentar transmitir la intensidad del viaje que viviremos de la forma más rigurosa posible, de transmitir eso que a menudo se queda solo entre los viajeros porque faltan palabras.
Este enfoque me permite mirar el viaje no como una suma de postales exóticas, sino como un relato en construcción, donde la belleza del paisaje y la riqueza del encuentro humano se entrelazan con naturalidad. El desafío ahora será encontrar el equilibrio entre lo contemplativo y lo narrativo, entre la observación paciente y la necesidad de contar algo que toque, que quede.
Este artículo forma parte de las prácticas realizadas por los alumnos del Máster en Periodismo de Viajes y Máster en Periodismo Gastronómico de la School of Travel Journalism.