Por Ailín Navarrete
Comunicar un destino es mucho más que describir un lugar. Implica elegir qué mostrar, qué callar y desde qué mirada interpretar un territorio. En el debate creativo de la School of Travel Journalism, nos acompañaron Maria Vale, Directora de Turismo de Portugal en España, y Kelu Robles, periodista, redactora y locutora en esRadio, dos voces con trayectorias muy distintas pero profundamente complementarias. Su presencia nos permitió abrir preguntas que atraviesan el turismo, la comunicación y nuestra propia responsabilidad profesional.

Ejes del debate: quién narra, desde dónde y para quién
El disparador fue simple pero potente: ¿quién tiene el poder de narrar un destino?
A partir de allí surgieron preguntas que los alumnos también llevaron a la mesa:
- ¿Qué pasa cuando las voces institucionales no coinciden con las voces locales?
- ¿Quién legitima una narrativa turística?
- ¿Qué responsabilidad tiene un comunicador cuando representa un lugar ante otros?
Estas preguntas abrieron un espacio de reflexión que, más que ofrecer respuestas cerradas, habilitó nuevas miradas sobre el rol que ocupamos al comunicar.
Para Maria, el compromiso comunicador está en: la verdad como punto de partida
Maria puso el foco en algo esencial: la importancia de comunicar con verdad y autenticidad.
Para ella, narrar un destino no puede reducirse a promocionar lo “bonito”; implica trabajar con personas, con cultura, con memoria y con historia. Habló de:
- La necesidad de incluir lo que no siempre se ve: barrios, comunidades, expresiones culturales invisibilizadas.
- La ética de no transformar un destino en un producto vacío.
- La responsabilidad de defender la verdad aún cuando no es “vendible”.
Kelu enfatizó en: sensibilidad, escucha y el oficio de contar
Desde su rol como comunicadora independiente, Kelu destacó la importancia de escuchar antes de narrar. Para ella, un destino se construye desde los detalles cotidianos, desde las personas que lo habitan, desde los silencios tanto como desde los relatos. Subrayó:
- El riesgo de caer en narrativas homogéneas o forzadas.
- La importancia de contar desde la experiencia personal, pero con respeto por el territorio.
- La potencia de darle visibilidad a aquello que suele ser pasado por alto.
El intercambio se vio enriquecido también por las intervenciones de las alumnas, que aportaron preguntas centrales para quienes trabajan en comunicación turística. Ingrid planteó un tema clave: ¿qué hacer con aquello que no se muestra? Es decir, las capas menos visibles o menos agradables de un destino, ya sea en su propuesta gastronómica, en las consecuencias del turismo masivo o en las contradicciones que conviven en cualquier territorio. Su pregunta permitió profundizar en la importancia de no suavizar ni omitir estos matices, sino integrarlos con sensibilidad, contexto y respeto.
Otra alumna, Sandra, abrió una inquietud igualmente relevante: ¿qué sucede cuando un periodista viaja invitado por un destino y su experiencia no es positiva? ¿Cómo se narra aquello que no salió bien? Tanto María como Kelu coincidieron en que el desafío está en equilibrar profesionalismo y honestidad: ser diplomáticos, sí, pero sin renunciar a contar la verdad. Un comunicador responsable no busca perjudicar, pero tampoco falsear. La clave está en narrar con criterio, enmarcar la experiencia y ofrecer un relato fiel, aun cuando el resultado no sea ideal.
Autenticidad, diversidad y la narrativa completa de un destino
Ambas coincidieron en que un destino es mucho más que sus postales turísticas. Narrarlo exige un compromiso con: La diversidad cultural. La pluralidad de voces. Las historias que no están en los folletos. Las tensiones, desafíos y realidades que hacen que un lugar sea genuinamente él mismo.
En un contexto donde “lo comercial” suele ganar terreno, recuperar la autenticidad se vuelve casi un acto político.
Más preguntas que respuestas
Si algo dejó claro este debate, es que narrar un destino no es escribir desde afuera, sino dialogar con quienes lo viven. Y que quizá no haya una sola respuesta sobre quién tiene el poder de narrar, pero sí una certeza: cuantas más voces se sumen, más completo será el relato.
Este encuentro nos dejó preguntas abiertas, y justamente allí reside su riqueza. Preguntas que nos invitan a seguir pensando, a comunicarnos con más responsabilidad y a honrar la autenticidad de cada destino.
Este debate forma parte del Máster en Periodismo de Viajes de la School of Travel Journalism.
