Por Katerina Mandrygina.
Esta semana, en la clase de Gestión de Redes Sociales con Diana Melo, exploramos las responsabilidades actuales y las tendencias a futuro en el Master Periodismo de Viajes. Este tema me hizo reflexionar sobre mi propio trabajo y el impacto que las redes tienen en la forma en que contamos historias. Como periodista de viajes, no solo busco compartir información sobre los destinos que visito, sino también generar un impacto, promover un turismo más consciente y crear contenido que conecte de manera auténtica con la audiencia.

Uno de los puntos más interesantes fue la importancia del contenido inmersivo y experiencial. Hoy en día, los viajeros no solo quieren leer sobre un destino, quieren sentir que están ahí. Esta tendencia, pulsada por la tecnología y las nuevas expectativas de consumo de contenido, supone un gran desafío para los periodistas de viajes, pero también una oportunidad. En mi caso, esto me lleva a pensar en mi reportaje sobre Chihuahua, donde no solo quiero mostrar los paisajes y la cultura, sino también transmitir la esencia de sus tres culturas: los rarámuris, los menonitas y los mestizos. ¿Cómo lograrlo?
Yo considero hacerlo con videos que capturen la vida cotidiana de cada comunidad. Otro aspecto que me resonó fue la autenticidad. En un mundo donde el contenido patrocinado y los viajes de influencers a veces pueden parecer superficiales, la audiencia busca historias reales. Esto refuerza mi enfoque de crear contenido que no solo sea informativo, sino que tenga una base periodística sólida. Para mi reportaje, esto significa profundizar en entrevistas, dar voz a los locales y no quedarme en la superficie de lo turístico. Muchas veces, las redes sociales nos empujan a generar contenido rápido, optimizado para el algoritmo, pero creo que el verdadero valor del periodismo de viajes radica en la capacidad de contar historias con profundidad y contexto.
Otro desafío que discutimos en clase fue la monetización y la saturación del mercado. Como creadora de contenido y periodista de viajes, sé lo difícil que es destacar en un mundo digital donde todos compiten por la atención del público. La solución que propusimos en clase—encontrar un nicho y diversificar fuentes de ingreso—es clave para cualquier proyecto a largo plazo.
También hablamos sobre la evolución de los algoritmos en redes sociales y cómo estos afectan la visibilidad del contenido. Como periodistas de viajes, dependemos de plataformas como Instagram, YouTube y TikTok para compartir nuestro trabajo, pero estas plataformas cambian constantemente sus reglas de juego. La clave es mantenerse actualizado y ser flexible con las estrategias de contenido. En mi caso, quiero aplicar esto experimentando con distintos formatos y encontrando el equilibrio entre lo que funciona en
redes y lo que realmente quiero comunicar.
Un punto crucial fue la sostenibilidad. A medida que el turismo se enfrenta a mayores cuestionamientos sobre su impacto ambiental y social, los periodistas de viajes tenemos la responsabilidad de abordar estos temas en nuestro contenido. Mi reportaje sobre Chihuahua tiene un fuerte componente cultural, y quiero asegurarme de destacar la relación de cada comunidad con su entorno, desde la cosmovisión rarámuri hasta las prácticas agrícolas menonitas. La clase me hizo reflexionar sobre cómo puedo contribuir a la difusión de un turismo más consciente y respetuoso a través de mi trabajo.
Finalmente, la clase me dejó con una pregunta clave: ¿Cómo aprovechar las tendencias en redes sociales sin perder la esencia del periodismo? La respuesta, creo, está en el equilibrio entre las herramientas digitales y la profundidad narrativa. Mi reto ahora es encontrar la manera de aplicar estas estrategias en mi proyecto, asegurándome de que el mensaje que quiero transmitir no se pierda entre los algoritmos y las tendencias pasajeras. Al final del día, las redes sociales son solo un medio, pero la verdadera fuerza del periodismo de viajes está en la historia que contamos.