Por Patricia Xercavins.
Acabo la semana planteándome algo que, fuera de contexto, parecería extraño en un Máster de Periodismo de Viajes. ¿Con qué personalidad me siento más identificada? ¿Exploradora, sabia, héroe, cuidadora, amante, rebelde? ¿O quizá alguna de las que nos descubrirán la siguiente clase? Algo que, si me lo hubieran preguntado a inicios de la semana, habría respondido con un…¿Cómo? Pero después de la segunda clase de Gestión de Redes Sociales impartida por Diana Melo, cobra sentido.

Y es que definir mi personalidad bajo los arquetipos de personalidad de marca, tendrá un gran impacto en cómo comunico el proyecto en redes sociales y, por lo tanto, la identidad de mi Proyecto Final de Máster (TFM). Me guste o no, he aprendido que las redes sociales hoy en día son una parte indispensable de cualquier proyecto. Es curioso cómo algo que inconscientemente intuía como emprendedora se materializa de repente en una teoría.
En nuestra vida real no tenemos la misma personalidad en el trabajo, con amigos o con la familia, sino que es la suma de nuestras facetas y cómo navegamos entre ellas lo que nos hace únicos como personas.
En el mundo digital tenemos que conseguir algo parecido, sin copiar o forzar ningún estilo (por mucho éxito que tenga), encontrar una identidad que nos ayude a ser coherentes, claros y con la que nos sintamos cómodos. Eso nos ayudará a conectar con a más gente y, con el tiempo, construir una comunidad.
Parece ser que todo a nuestro alrededor, desde series y libros hasta carteles publicitarios, tiene su personalidad estratégicamente definida. Y, en función de nuestra afinidad con ellas, nos gusta más un
contenido que otro o nos cae mejor un personaje u otro.
Al final, todos los habitantes de este planeta nos sentimos atraídos o repelidos por solo doce personalidades. Un número que, a primera vista, me pareció poco (¿Solo doce? ¡Si somos millones de personas en este planeta!), pero que luego entendí: la clave no está en elegir solo una, sino en la mezcla de dos o tres de ellas. Es lo que nos hace únicos en el entorno digital igual que en la vida real. Y no me será un proceso fácil. Esta semana hemos aprendido seis de ellas, y ya podría identificar el proyecto con mínimo tres. Si me pasa lo mismo cuando aprendamos los siguientes seis, va a ser una elección muy complicada. De momento, mi proyecto podría tener algo de:
• Explorador, porque voy a estar documentando lugares un poco aventureros y remotos, como pueblos perdidos y comunidades nómadas de Marruecos y el Sahara occidental. Aunque sin deportes de riesgo y con algunos destinos más típicos.
• Sabio, ya que va a ser contenido reflexivo, basado en conocimiento y con un trasfondo histórico y arquitectónico. Mostraré detalles de la arquitectura tradicional de adobe, o jaimas, aunque sé que este tipo de contenido suele tener menos alcance.
• Héroe, porque el proyecto seguro enfrentará desafíos políticos y de género desde una perspectiva feminista, especialmente en lugares donde las identidades culturales están en riesgo de desaparición y donde las mujeres viven realidades complejas y poco igualitarias.
• Rebelde, porque tocará temas incomodos y que pueden generar polémica como la situación política del Sáhara Occidental o las desigualdades de género en algunos contextos musulmanes Pero ¿cómo afectará esto a mi salud mental? Una vez tenga claros mis tres arquetipos, me será más fácil definir temáticas y contenidos visuales de manera más rápida y coherente con el proyecto y conmigo misma. Al final, cada personalidad lleva vinculada una estética, un lenguaje e incluso una paleta de colores.
Es una realidad que nunca me he preocupado demasiado por las redes sociales, y no tengo ni hábito ni músculo en ellas. Desde el inicio de este proyecto, he intentado (no siempre con éxito) ser constante y
coherente con mis temáticas de interés y del TFM en redes sociales, pero las obligaciones del día a día hacen que las redes sociales pasen un segundo plano. Clases como las de esta semana me ayudan y motivan a entender la importancia de que eso no ocurra. Y si, además, encuentro la manera de hacerlo con un estilo único, me será más fácil y menos una obligación, lo que me permitirá enfocarme en el verdadero objetivo: crear una comunidad.