Por Mario Lorenzo Quintanilla.
La mayoría de las veces nos afanamos en buscar algo afuera, sin darnos cuenta que lo esencial lo tenemos adentro. Con la madurez y una perspectiva de la vida más holística que solo te dan los años, el camino de aprendizaje que inicié en octubre de 2024 a través del máster de Periodismo de Viajes de la STJ se ha convertido también en un camino de reflexión e introspección.

A mis tiernos 17 años, cuando, recién terminado el instituto, con una reducida mochila vital, decidí matricularme en la licenciatura de Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad de Alicante, seguramente poco de reflexión hubo en aquella decisión. Probablemente fue más la necesidad del momento de adoptar una ruta de futuro lo que desembocó en aquel paso.
Creo que, ni siquiera años más tarde, cuando, ya como ejecutivo de cuentas y estratega en una agencia de publicidad, aposté por seguir formándome y estudiar periodismo, hubo la dosis suficiente de reflexión.
Sin embargo, ahora, a caballo entre la Generación X y la Generación Y, con una mirada más introspectiva, el sentimiento es bien distinto. Tengo la certeza emocional de que la decisión de estudiar este máster ha llegado en el momento adecuado e idóneo de mi vida. De hecho, hace dos o tres años, ya me planteé estudiarlo, pero un trabajo personal amparado en el método Dragon Dreaming me hizo ver que no era el momento. Y esa decisión meditada de entonces refuerza mi sentimiento actual de que ahora sí es el momento preciso.
El camino profesional que he recorrido durante más de veinte años en el ámbito de la publicidad y el periodismo me han permitido darme cuenta de que la comunicación es mi vocación. Por decirlo de otro modo, estoy donde quiero estar. Paralelamente, mi deambular vital también me ha hecho ver que los viajes son mi pasión. Llevo unos cuantos años diciendo, a todo aquel que me ha querido escuchar, que “mi vocación es la comunicación y mi pasión los viajes” y que “mi cóctel de vida ideal sería mezclar comunicación y viajes”.
Pero, lo que son las cosas, he tenido que embarcarme en este máster de Periodismo de Viajes para darme cuenta de que, dentro de mí, siempre ha habido otro ingrediente de pasión que no había considerado conscientemente en mi cóctel: el sentimiento festero, que, desde el enfoque periodístico que nos incumbe, se traduce en el amor e interés por las fiestas populares, las tradiciones festivas y el folclore.
Desde bien niño, he “mamado” el sentimiento festero de las Fiestas de Moros y Cristianos, celebración propia de muchos municipios del Levante español. Y lo he hecho de forma muy consciente en Elda, mi ciudad, como festero activo casi desde que tengo uso de razón y, más crecido, involucrándome en cargos organizativos. La fiesta forma parte de mi esencia y me mueve.
Ahora vislumbro con claridad el porqué, cuando he viajado y en el lugar de destino se ha dado la circunstancia de que había alguna celebración festiva o folclórica, mi entusiasmo se ha desbordado. Incluso ahora puede recuperar con cariño y aceptación unas palabras que siempre me dedicaba una ex novia: “es que eres una folclórica”. Sí, ahora puedo reconocer que me apasionan las fiestas populares, el folclore y las tradiciones culturales. Y esa pasión ha brotado con máximo esplendor y resonancia durante mi viaje del TFM al Carnaval de Oruro. No pocas veces durante mi estancia en Oruro, en pleno proceso de documentación de su Carnaval, me descubría a mí mismo casi con lágrimas en los ojos por el sentimiento de plenitud que me invadía.
Tengo muy adentro de mí una doble pasión que me mueve; tengo la profesionalidad en comunicación que me han dado más de veinte años de experiencia; y estoy en el camino de aprendizaje específico de periodismo de viajes. Es momento de poner toda esa pasión en modo ON al servicio, primero, de mi trabajo de fin de máster, pero también, después, al servicio de todo lo que esté por venir en mi deseado futuro como periodista de viajes. Lo que tenemos las personas apasionadas es que, sin haber cerrado un proyecto, ya tenemos el corazón palpitando por otro. Y, con la claridad de foco y especialización que me ha ofrecido el camino paralelo de reflexión e introspección que me ha brindado el máster, se me antoja que Día de Muertos, en México, puede ser mi próximo destino de “En viaje y alma”.
Este artículo forma parte de las prácticas realizadas por los alumnos del Máster en Periodismo de Viajes y Máster en Periodismo Gastronómico de la School of Travel Journalism.